Matar el Tiempo

Las sirenas bulliciosas silenciaron el murmullo de la ciudad. Las patrullas rodearon la manzana y los compulsivos citadinos se detuvieron por primera vez en mucho tiempo; querían saciar su morbosa curiosidad viendo lo que sucedía en esa plaza.



40 efectivos se abalanzaron sobre el criminal, 30 mujeres se desmayaron por la escena y 63 hombres se indignaron.



Lo acusaron de intento de homicidio y luego le leyeron sus derechos mientras lo subían a un auto.



Yo no dije nada, pero a mi me pareció que sólo era un hombre tomando sol en una plaza.