Por despiste, mi cena hoy fue arroz con jabón, sí jabón, no jamón... pero no me di cuenta, tenía mucha hambre y como le suelo poner queso rayado, asumí que el queso estaba "fuerte". Ya a mitad de tan rica comida, me dicen: ¡Este arroz tiene jabón!...
Moraleja: si hay hambre, no hay jabón malo.
Pd. si me muero, ya saben por que, asumase este hecho como un intento de homicidio señor juez, y procesese a la cocinera con todo el peso de la ley.