El viaje
Y aquí estoy, esperando el tren, solo como jamás pensé estarlo. Las hojas en las vías me recuerdan a aquel otoño que durante dos hermosas semanas casi no paró de llover. Nunca traías paraguas y siempre te llevaba hasta la parada del colectivo para que no te mojases.
Me acuerdo aún lo que inocentemente dije; quisiera que nunca parara de llover. Un mes después te regalé un paraguas en nuestro primer aniversario y tu me respondiste; en casa tengo muchos, pero a mi, a mi me gusta el tuyo.
Las campanas de las barreras resuenan, el tren de las 6 pronto llegará; 4 horas más tarde debería arribar en la costa. Eso me dijo Juan; no le des más vueltas al asunto, hacé un viaje, vas a ver...
El sonido de la vieja locomotora, es lo que trae entre susurros el viento desde la lontananza. Ya no recuerdo cuando fue la última vez que llovió, que caminamos juntos, ya no me acuerdo. La tierra está seca y resquebrajada, hace mucho que no llueve, parece que la sequía no solo es para mi.
El tren está cerca, los frenos chillan y el farol incandescente me envuelve con su luz. Ya casi es el momento, una última pitada al cigarro, un último suspiro, veo como se desvanece el humo en el viento y espero; espero que sea el fin.
